DON VITTO GIOVANNI

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jueves, 11 de noviembre de 2010

En Santa Rosa, Salta, la pobreza mata a un chico por mes

Sociedad - Desnutrición - Clarin- Sociedad-


Por Gonzalo Sánchez

Santa Rosa, Salta. Enviado Especial. 11/11/10


El pueblo salteño donde el viernes murió Tatiana. En los últimos 2 años murieron 28 niños. El papá de Tatiana dice: “Están haciendo política con su muerte”.




ESPERA. TIAGO, DE 15 MESES, ESTA INTERNADO EN EL HOSPITAL ELIAS ANNA POR UN CUADRO DE DESNUTRICION. LO ACOMPAÑA SU MAMA, ADRIANA.

"Somos noticia". Los habitantes de Colonia Santa Rosa, un pueblo del norte salteño, a cien kilómetros de la frontera con Bolivia, no paran de repetirlo. Pero luego los invade la ambigüedad: la muerte por un paro cardiorrespiratorio derivado de un cuadro de desnutrición de una beba de dos años y medio los puso en un lugar mediático inesperado y la serenidad que se percibe al llegar es sólo aparente. A los pocos minutos, toda esa calma se desvanece.

Aunque la de Tatiana Tapia parece haber sido una tragedia anunciada, ayer, en el hospital Elías Anna de esta localidad, que pertenece al departamento de Orán, todavía trataban de encontrar una explicación. Y no lo conseguían. Los padres de la nena acudieron tres veces de urgencia a la guardia. Siempre recibieron de profesionales distintos diagnósticos diferentes y siempre, además, fueron enviados de vuelta a casa. En la cuarta visita todo se complicó. La noche del viernes 5, la chiquita llegó llorando, pálida y deshidratada de tanto vomitar. Quedó internada en terapia intensiva y murió, en los brazos de su madre, a las 5.15 de la madrugada siguiente.

El certificado de defunción al que accedió este diario dice que se trató de un cuadro de desnutrición grave , pero los médicos del hospital aseguran que hubo un error. Rolando Cuentas, el doctor que firmó el documento, dijo a Clarín , sin vueltas, que se equivocó: “Fue producto de una primera impresión clínica apresurada. Era una chiquita que estaba por cumplir 3 años y que pesaba 10 kilos, entonces al ver a la paciente me pareció que era un grado de desnutrición, por eso lo puse en el certificado. Lamento haberlo escrito de esa manera”, expresó, pero queda la duda. Tatiana, además de arrastrar dolencias vinculadas a su nacimiento prematuro, como muchos chicos en Colonia Santa Rosa, presentaba un cuadro de diarrea y deshidratación , dos síntomas vinculados al déficit nutricional.

“No era una desnutrida, tenía problemas alimentarios. Si esa nena hubiera estado desnutrida nunca se la hubiera enviado de nuevo a su casa”. La que habla es Marlene Corvalán, 34 años, la directora del hospital, hoy envuelta en un polémica áspera. Poco después de la muerte de Tatiana, un grupo de trabajadores de la salud, encabezado por la jefa de bioquímica y la odontóloga, salió a denunciar que se están manipulando las estadísticas de la desnutrición infantil en ese lugar de la provincia (ver “Denuncian...” ).

En ese contexto, los números oficiales de Colonia Santa Rosa son crueles: por diferentes causas vinculadas a la pobreza que aqueja a la gran mayoría de los 20.000 habitantes, en los últimos dos años murieron 28 chicos, 19 en 2009 y 9 en lo que va de 2010 . Corvalán remarca: “No deja de ser auspicioso que la tasa de mortalidad haya bajado, pero hay muertes que son imposibles de evitar y tienen que ver con lo que llamo sociopatías, tragedias relacionadas con la pobreza estructural que domina a esta gente”. La médica sigue: “De las 9 muertes de este año, sólo 3 podían haberse evitado. El resto no”. Después, invita a un paseo por el hospital, un lugar pulcro y bien equipado. En la sala de recuperación nutricional, tres madres acompañan a sus bebés de poco más de un año. Todos llegaron con bajo peso en los últimos días. Corvalán insiste: “Si Tatiana hubiera estado desnutrida, le habría tocado iniciar una recuperación como la de estos chiquitos”.

A las dos de la tarde, Colonia Santa Rosa es un horno a cielo abierto donde el sol castiga parejo y los niños juegan. La casa de la familia Tapia, una casa como casi todas las casas del barrio Las Palmeras, no es, definitivamente, un lugar habitable. El agua potable es un sueño lejano y el piso no existe. En dos ambientes viven 15 personas: madre, padre, diez hermanos y los tres hijos de uno de ellos. Hay dos bebés menores de un año también en situación de riesgo y asistidos por el Programa NutriVida, a través del cual el Gobierno de Juan Manuel Urtubey se propone cubrir las necesidades básicas insatisfechas de 40 mil chicos.

Félix Antonio Tapia, el papá de Tatiana, ya no quiere hablar. Dice que prefiere el silencio porque teme perder la cobertura social que reciben otros de sus hijos. “ Siento que están haciendo política con la muerte de mi nena , acá está todo muy podrido, por eso ya no quiero hablar”.

Tapia es jornalero en un empresa de cítricos. La gran mayoría de los hombres de Colonia Santa Rosa trabajan por jornal y por temporadas, con períodos intercalados de alguna changa y mucha desocupación. Los que no recogen cítricos, se dedican a la cosecha de la caña de azúcar. Después esperan la mano del Estado, que suele ser insuficiente. En Colonia Santa Rosa viven cerca de ocho mil familias. La gran mayoría recibe dinero de la ayuda social. Los que no están anotados en programas del Plan Alimentario Provincial, reciben la asignación universal por hijo. Pero esa asistencia, para los médicos del hospital local, tiene dos caras. “Para muchas mujeres, desde que existe la pensión por ser madre de siete hijos –explican– la meta es llegar a a tener siete hijos . Muchas piden hasta que les saquemos el DIU para seguir procreando y acceder al subsidio. Nosotros no podemos oponernos y así estamos: en Colonia Santa Rosa tenemos 600 partos por año”.

La clave de todo es el factor humano

Clarin-Sociedad-Opinion
09/11/10 -
A lo largo de la historia, el hombre ha ido cruzando y diseñando genéticamente perros para que cumplieran una función. Ya Platón hablaba de los perros molosos (pesados), que se usaban para la guerra y para controlar a los esclavos. Todos los perros pastores (alemán, belga malinois, etc.) nacieron para cumplir una utilidad: cuidar las ovejas de los potenciales predadores. La entrega, el coraje y valor de esos animales hizo que luego fueran usados también por las Fuerzas Armadas y la Policía. Transformaron perros en armas.


Pero si bien hay razas que tienen un mayor impulso de mordida y de ataque, que ese acto ocurra depende de la educación que le de su dueño. Es decir, no hay razas peligrosas o perros peligrosos. Lo que hay son dueños peligrosos.
Todos los perros que a diario vemos en la calle se denominan “cánidos familiares”. Fueron hechos por el ser humano. Ahora decimos que tal o cual raza es peligrosa. ¿Pero acaso no fuimos nosotros mismos los que las inventamos?

Todas las desgracias que se producen por el ataque de un Dogo o un Rottweiler a un chico, o a cualquier otra persona, es la evidencia de que ni ese perro ni su dueño han recibido la educación necesaria. Todas las personas que posean un perro de más de 30 kilos (a mayor tamaño, mayor potencia de mordida) deberían estar obligadas a hacer un curso de adiestramiento y empadronar a esos animales. Pero lamentablemente no sucede.

Lo importante es saber que cualquier perro puede ser educado. No como un tigre, que es un predador puro. Y se necesita de criadores responsables, que cuando vean aparecer un perro de los denominados “alfa” (en tiempos de manadas salvajes eran los líderes), que no responden al mando de los hombres y no pueden ser domesticados, lo castren o directamente lo maten.

Lo que ocurre es que la inmensa mayoría de los perros, hoy en día, no son “alfa”. Incluso hay una corriente dentro de la veterinaria que dice que esos ejemplares ya se han extinguido. Sin embargo, hay un peligro de que este tipo de animales a la larga regrese, si se crían a repetición perros sin control.

Todo perro “loquito” tiene detrás un dueño irresponsable. La clave está en tratar al perro como un perro, como un subalterno, y no como un ser humano o un igual. Los perros necesitan que alguien mande. Si eso no pasa, ellos se ponen a mandar.

Paul McCartney : Las mil caras de un artista extraordinario

Por Alfredo Rosso. Periodista de rock - Clarin - Bs. As.






                    EL DEBUT. TOCO POR PRIMERA VEZ EN ARGENTINA EN DICIEMBRE DE 1993.

El estereotipo Beatle se fabricó en la era en la que los reporteros les preguntaban a los artistas qué desayunaban y cuál era su color favorito. Así, Ringo era el simpático, George el reservado, John el polémico y Paul el diplomático. Suponíamos que McCartney acuñaba las baladas románticas y Lennon los temas incisivos. Un día comprobamos que el mundo no era blanco/negro y descubrimos al otro Paul. El que se interesaba en el arte moderno y la literatura de vanguardia. Y nos cayó la ficha de que el Beatle carilindo tenía una personalidad compleja. Su amplio rango musical era obvio: desde la afrancesada balada “Michelle” al aire music-hall de “When I’m sixty-four”, pasando por el swing jazzero de “Got to get you into my life”, el tinte barroco de “Yesterday” y el rock furibundo de “Helter skelter”, Paul cubría todas las bases. Pero ahora, escarbando en sus letras, descubrimos una amplitud impensada en la madurez para describir las crisis sentimentales de “For no one”, el existencialismo de “The fool on the hill”, la mirada retrospectiva de “Penny Lane” y aún en el resignado laissez-faire de “Let it be”, a su manera un epitafio a la banda más original e influyente del siglo XX.


Cuando la burbuja Beatle explotó, la prensa le reprochó a McCartney su domesticidad conformista. Solo recientemente reparó en las sencillas perlas que se ocultaban dentro del debut solista McCartney, las elaboradas armonías de Ram y la mezcla de crudeza y melodía de Wild Life, el viaje inaugural de su siguiente banda, Wings.

Es posible que su obra posterior sea tan prolífica como despareja, pero contiene varios hitos como Venus and Mars, McCartney II y Flowers in the Dirt (con Elvis Costello). El músico que pisa River viene acompañado del peso del mito. Pero más allá de disfrutar del momento y de los hits, la onda expansiva de su visita nos da la chance de descubrir las facetas de un artista extraordinario.

Las Primeras Gafas de Sol

8 noviembre, 2010 Por Iñaki - Historia con H


El primer utensilio que se acopla a los ojos para protegerlos de los rayos del sol se remonta a la prehistoria. Se hacían de madera, hueso o marfil y ni siquiera tenían cristales, pero aun así están consideradas las primeras gafas de sol que ha usado el hombre.

Sencillas y efectivas, su invención se debe al ingenio de un pueblo que sobrevive a uno de los climas más extremos del planeta: Los Esquimales.




Antes de empezar me gustaría aclarar que he usado el término esquimal para que pudiera ser rápidamente identificado por todo el mundo, pero en realidad, a la mayoría de ellos no les gusta que se les llame así por considerarlo un término despectivo. Y es que si nos atenemos al significado original de esquimal; Devoradores de Carne Cruda, podemos entender el porqué de este rechazo.

Ellos prefieren ser llamados Inuit, que significa “Pueblo” o Inut que sería el singular y que significa “Persona”. Dicho esto, pasamos a hablar de este curioso objeto nacido de un serio problema que afectaba a los Inuit con frecuencia: La Ceguera de las Nieves.




El clima Ártico es un entorno óptimo para sufrir este mal: Atmósfera clara y gran poder reflectante de la nieve que facilita la llegada directa de los rayos ultravioletas a los ojos.






                                                                  Anteojos de marfil





Pero ya saben ustedes, la necesidad agudiza el ingenio y unos toscos anteojos sujetos con tiras de piel de ballena o tendones de animales y unas pequeñas hendiduras para los ojos que permitían ver pero que “filtraban” gran parte de la luminosidad ambiental, fueron suficientes para superar de un modo bastante eficiente un importante obstáculo de supervivencia.







                                                                 Anteojos de cuerno de caribu



Se han hallado algunas que tienen más de 2.000 años de antigüedad.







Actualmente, la mayoría de Inuit usan modernas gafas de nieve.




Pero aseguran que su antiguo modelo tiene algunas ventajas sobre las modernas. Por ejemplo lasuyas, al no tener cristales, ni se empañan ni se congelan.







Modelo de gafas para la nieve que llevaron los exploradores europeos. La mayoría acabarían adoptando el modelo Inuit







Además, el principio de las gafas Inuit se enseña en cursos de supervivencia, pues si te vieras de pronto inmerso en un clima propenso a provocar ceguera de las nieves, no sería complicado fabricarse unas usando cartón , plástico o cualquier otro material.







Incluso la NASA ha estudiado estos anteojos Inuit y desarrollado fórmulas para saber cuantos milímetros de apertura para los ojos deben de tener teniendo en cuenta la luminosidad existente, la distancia, etc. Puedes verlo todo en este documento PDF de la NASA (en inglés)