DON VITTO GIOVANNI

DON VITTO GIOVANNI

miércoles, 8 de diciembre de 2010

NO CONTABAN CON MI ASTUCIA - MARK TWAIN

DON VITTO GIOVANNI

PRESENTA : LITERATURA


NO CONTABAN CON MI ASTUCIA


 
Mark Twain es uno de los padres de la literatura norteamericana y tal vez el más agudo en su humor. Además fue periodista, cronista, amigo de científicos, políticos y presidentes, orador hipnótico, aforista desopilante, crítico implacable, antiimperialista, militante por la abolición de la esclavitud, defensor de los derechos de las mujeres, los indios y los trabajadores, y su participación pública en la vida de EE.UU. fue tan innegable como reconocida. Sin embargo, el hombre que había capturado la esencia americana en novelas como Las aventuras de Tom Sawyer (1879) y Las aventuras de Huckleberry Finn (1885) creía que había una verdad profunda en todo hombre imposible de expresar en público. Por eso, escribió su autobiografía sólo para ser publicada después de su muerte. Luego de varias versiones e intentos, el primer tomo como él lo planeó acaba de salir por la Universidad de California, y tras agotarse en la versión papel y venderse sin parar en versiones electrónicas, el hombre nacido Samuel Langhorne Clemens (1835-1910) no sólo se ha convertido en un best seller en tres siglos distintos, sino que finalmente dice su verdad. Radar lo leyó y selecciona algunos pasajes mientras se espera una traducción.



Por Esther Cross

“En esta autobiografía hablaré desde la tumba. Estoy hablando, literalmente, desde la tumba porque estaré muerto cuando este libro salga de la imprenta.” Mark Twain empieza así el prólogo de su autobiografía, escrita para ser publicada post mortem. Fue uno de sus proyectos más queridos y vitales. Fue, de hecho, el proyecto de escritura que tomó más tiempo en su vida. La voz del pasado le habla al lector del futuro, que está vivo a cien años de la muerte del autor, y la vida de Twain es el puente.

Pero, ¿qué vida cuenta una autobiografía, qué puede contarse y qué no? ¿Qué queda cuando el escritor puede decir lo que piensa sin temor a ofender o a que lo condenen? ¿Qué pasa cuando el escritor inventa un método para escapar de su tiempo? ¿Es cierto que todos queremos decir la verdad aunque, a juzgar por las dificultades que tiene todo el mundo para pronunciarla, debe ser algo terrible? ¿Por qué la verdad es preferible a la ficción, que no es ni verdad ni mentira? ¿Acaso hay algo que no sea ficción?, se pregunta una mientras piensa en el proyecto de Mark Twain, el escritor que escribió novelas muy autobiográficas. Ahora resulta que escribió un best seller más de cien años antes de que el libro en cuestión saliera a la venta.

Como en una broma de Mark Twain –que era un gran humorista–, los lectores de hoy reciben un regalo del propio Twain en el centésimo aniversario de su muerte. Los regalos se hacen en los cumpleaños, los recibe el homenajeado y no a la inversa, y lo que se festeja en general es la vida. Pero la muerte y la vida, como la verdad y la mentira, son parejas que funcionan de una manera especial en este caso. Los lectores reciben una herencia que se salteó generaciones completas: el registro de la vida de un hombre que se pregunta constantemente cómo se escribe una autobiografía mientras trabaja en la suya; el relato de la vida de un escéptico que igual escribe pensando en el futuro.

En 1905, Twain ya había escrito “entre treinta y cuarenta falsos inicios” para una autobiografía. Los inicios no funcionaban porque tampoco funcionaba lo que venía después: una historia contada en orden cronológico, enfocada, prolija, “literaria”.

Entre 1870 y 1909, Mark Twain se preguntaba una y otra vez cómo hacer una autobiografía y a medida que se acercaba a la respuesta esos inicios que escribía mejoraban. En 1906 encontró la solución. Comenzó a dictarle a una taquígrafa, que iba todas las mañanas a su casa con el señor Bigelow Paine, biógrafo autorizado. Twain los recibía en la cama, con una bata de seda persa, fumando, recostado contra unos almohadones, concentrado en alguna noticia o tema que se le había presentado hace un momento y que tenía muchas ganas de comentar. Hablaba durante dos horas. Cinco veces por semana.

La autobiografía ideal, que Twain buscó durante muchos años, tenía sus padres literarios: Cellini y la narración de su vida, Casanova y sus Memorias, las Confesiones de Rousseau, los diarios de Samuel Pepys. También tenía algunas máximas. “Lo mejor es que te cuentes tu historia en vez de contársela a otros”, le aconsejó una vez a alguien. El consejo no deja de ser una ironía al provenir de un escritor que prefería tener a alguien delante, a modo de público, cuando dictaba su biografía, pensando siempre en un lector del futuro, que venía a ser algo así como un ghost reader, el lector fantasma y contracara de un ghost writer.

Twain quería contar su verdadera historia y al mismo tiempo se daba cuenta de que eso era imposible. “Uno no puede exhibir su alma más íntima. Te da demasiada vergüenza. Es desagradable”. Para salvarse de la contradicción, durante un tiempo escribió retratos de los demás. Fue una transacción y no una respuesta, aunque quedó claro que la vida de una persona también está formada por la vida de quienes la rodean. También probó con un diario, que duró apenas una semana. Lo importante, que era la pregunta por la verdad, seguía trabajando. Un amigo lo creía capaz de decir la verdad pero también le preguntaba: “¿Toda la verdad? ¿La verdad negra, que todos conocemos en nuestros corazones; la ingeniosa y de color tostado del pericardio o esa otra verdad, blanqueada y agradable, de las fachadas?”.

Revelar esa verdad negra era imposible, pero la fe es cuestión de voluntad y Twain quería creer que la verdad es inocultable. “La autobiografía es el libro más verdadero. Aunque está formado por supresiones de la verdad, tentativas para evadirla y revelaciones parciales, la verdad está allí, entre renglones”. Se trataba, entonces, de contar la vida de una manera que favoreciera la aparición silenciosa de la verdad.

A la idea del dictado se sumó la de seguir el curso del pensamiento, sin respetar el orden cronológico, la de dejarse llevar por las digresiones y escribir “una narración hablada”. El escritor hablaba sobre lo que le interesaba en el momento y su relato sería, por contagio, interesante. Por otro lado, esos temas que irrumpían de pronto en su conciencia derivaban en recuerdos.

A estas preguntas y estrategias responden, en sus escritos tentativos y dictados, algunos muertos invocados en estas raras sesiones de espiritismo y escritura. El general Grant en su lecho de muerte. Stevenson que habla de la fama de superficie y la fama sumergida, sentado en el banco de una plaza. El sueño premonitorio que pinta con detalle la muerte de un hermano de Twain. Harriet Beecher Stowe –autora de La cabaña del Tío Tom– vieja y extraviada, que se colaba en las casas del vecindario, despertaba a algunos dándoles un susto o tocaba de incógnito el piano en la sala vacía de la casa de la mujer de Twain en el momento menos pensando. Los miedos y las aventuras de la infancia abren las “cámaras secretas de la memoria”. Aparece el verdadero Huckleberry Finn y otras personas que hoy son personajes. Los temas que le llaman la atención dan pie a reflexiones geniales. El idioma alemán y sus palabras interminables. El origen sangriento del apacible Día de Acción de Gracias. Los médicos de antes y una forma rural, precaria y efectiva, de la medicina prepaga. La esclavitud. La prensa. Los desconocidos peligrosos que le envían manuscritos a los escritores. Todo convive en este libro armado según las instrucciones que dejó en forma explícita y a veces sutil el mismo Twain. Conviven y exceden el concepto convencional de lo que tiene que ser un libro. El primer tomo de esta autobiografía, tal como la pensó hace tanto tiempo, incluye recortes de diarios, invitaciones, cartas, transcripciones de discursos hechos en un brindis, letanías por la muerte de los seres queridos, hasta una biografía de Twain escrita por su hija Susy, que murió cuando Twain estaba en Italia.

“Por fin, en Florencia, di con la forma apropiada para hacer una autobiografía: empezar con cualquier momento de la vida, dejarse llevar por lo que uno quiere, hablar sólo de lo que le interesa en el momento y dejarlo en cuanto ese interés comience a decaer para empezar a hablar de algo nuevo y más interesante que se haya aparecido, de pronto, en tu cabeza. La narración sería una combinación de diario y autobiografía.” El plan le parecía inmejorable y además la pasaba bien: “Es la primera vez en la historia que alguien da con el plan apropiado para escribir una autobiografía”, dijo. Puede sonar un poco pretencioso, pero ¿por qué privarse de decirlo si el libro sería publicado muchos años después de su muerte? ¿Puede acusarse de ambicioso a un fantasma?

Cuando una vez le preguntaron por la exactitud de algunos pasajes de Tom Sawyer, Twain respondió que eran verdaderos, que eran auténticos literariamente hablando porque eran recolecciones de imágenes y sensaciones. “Si lo que quiere es saber si valen como testimonio le diré que no. Sólo son literatura.” La verdad que Twain perseguía desde su cama no se escondía en lo que había pasado ni en lo que estaba por pasar sino en otra parte. “Los actos y las palabras de una persona son sólo una ínfima parte de su vida. Su vida verdadera se da en su cabeza y sólo la persona la conoce. Todos los días, durante todo el día, el molino de su mente muele y tritura y sus pensamientos –que son la articulación muda de lo que siente– forman su historia. Los actos y las palabras son sólo la corteza visible de su mundo. Su masa está oculta –con sus fuegos volcánicos que bullen sin descanso, noche y día.” La verdad se escondía en la masa del iceberg de la vida. Esos pensamientos “no pueden escribirse”, comentaba Twain, seguro y asombrado. “Las biografías son sólo la ropa y los botones del hombre, la biografía del hombre en sí mismo no puede escribirse”, dijo, pero lo intentaba. Lo importante era, en todo caso, llegar hasta ese límite donde ya no podía contarse.

En todos esos años de ensayo y error, la autobiografía fue muchas cosas distintas. Podía ser una mezcla de noticia y de historia. También era, en simultáneo, “una absoluta mentira y una absoluta verdad”. Twain admitía que hay partes de su autobiografía que eran directamente experimentos. Dijo que el resultado de estos retrocesos y avances parece una mezcla caótica, pero en realidad obedece a un sistema.

“Es un lío intencional”, asegura desde la tumba el escritor que otra vez dijo: “Idealmente, un libro no tiene que tener orden y el lector debería descubrir su propio orden dentro del libro”. En medio de fotos, reproducciones, notas y documentos, escritos ya conocidos y registros inéditos de dictados, el lector descubre su propio camino y además de leer la autobiografía de Twain se mete en el backstage, en la cocina. “Cuando un hombre admite que es un mentiroso es cuando más franco es”, dijo, y como habla con autoridad, una le cree.

La vie en rose - Louis Armstrong

DON VITTO GIOVANNI :  PRESENTA : SENSACIONES DE UN GRANDE

John Lennon - stand by me

DON VITTO GIOVANNI


PRESENTA:           JOHN LENNON - EL INMORTAL

Francia inicia juicio al "sistema de represión" de Pinochet

DON VITTO GIOVANNI

PRESENTA:  SOCIEDAD


Francia inicia juicio al "sistema de represión" de Pinochet


Gerardo Lissardy


BBC Mundo, París



El juicio promete establecer cómo funcionó el aparato represivo del gobierno de facto de Augusto Pinochet.

Un juicio que promete establecer para la historia cómo funcionó el aparato represivo del gobierno de facto de Augusto Pinochet en Chile (1973-1990) comienza este miércoles en Francia, con 14 acusados ausentes.

Entre los imputados en los casos de detención, tortura y desaparición de cuatro ciudadanos franceses figuran 12 ex militares y un ex agente de inteligencia chilenos, así como un ex teniente coronel argentino.

Los acusados han evitado pedir representación legal en Francia y serán juzgados en ausencia por el Tribunal Penal de París hasta el 17 de diciembre, cuando se espera que haya una sentencia.

Sophie Thonon, abogada francesa de una de las familias de las víctimas, afirmó que el juicio permitirá mostrar "el cuadro general de la represión chilena" con la recreación de las trayectorias de los cuatro desaparecidos.

"Probablemente va a ser el único juicio que se va a poder hacer con esa imagen general del sistema de represión de la dictadura", le dijo Thonon a BBC Mundo.

"Muchas veces en Chile se juzga una persona, pero no se juzga un plan sistemático de represión", agregó.


Justicia extraterritorial


"Probablemente va a ser el único juicio que se va a poder hacer con esa imagen general del sistema de represión de la dictadura"


Sophie Thonon, abogada


El juicio que se inicia en París se ha postergado en distintas ocasiones y es el resultado de una causa impulsada por familiares de las víctimas y activistas de los derechos humanos en Francia desde 1998.

Pinochet, que ese año fue detenido temporalmente en Londres a pedido de la justicia española, figuraba como el principal acusado en la causa francesa hasta su muerte en diciembre de 2006.

Thonon explicó que el código del procedimiento penal francés permite juzgar crímenes cometidos contra ciudadanos franceses, aunque éstos tengan lugar en el exterior.

Las desapariciones de los cuatro franceses ocurrieron en Chile y Argentina entre 1973 y 1975, cada una por separado, pero los crímenes siguen sin prescribir porque nunca aparecieron los cuerpos, dijo la abogada.

Los desaparecidos en Chile fueron un ex consejero del derrocado presidente chileno Salvador Allende, Georges Klein, el sacerdote Etienne Pesle y el dirigente del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), Alphonse Chanfreau.

Otro miembro del MIR, Jean Yves Claudet, desapareció en Buenos Aires, también presuntamente por decisión del gobierno de Pinochet y con la colaboración del régimen militar argentino dentro del Plan Cóndor.


Cadena de mando


El juicio que se inicia en París es el resultado de una causa impulsada por familiares de las víctimas.

Se estima que bajo el gobierno militar chileno fueron asesinadas o desaparecieron unas 3.000 personas, en su mayoría opositores políticos.

El principal acusado en el juicio francés es Manuel Contreras, el ex general que comandó la Dirección Nacional de Inteligencia (DINA), la policía secreta que persiguió a los opositores.

De 81 años actualmente, Contreras está preso desde enero de 2005 en Chile por violaciones a los derechos humanos. Sus condenas suman más de 180 años de cárcel y tiene otros procesos abiertos.

En la lista de juzgados en rebeldía en París hay desde ex generales del Ejército chileno hasta un ex reservista de la Fuerza Aérea.

Thonon, que representa a la familia de Claudet y a la asociación de ex presos políticos chilenos en Francia, dijo que en el juicio se describirá cómo funcionó la cadena de mando en Chile para reprimir a la gente.

Pero las familias de las víctimas y sus abogados han lamentado que los acusados, algunos de los cuales están presos, no hayan sido entregados a Francia por Chile.

Hay una treintena de testigos citados, algunos de los cuales viajarán especialmente a París. Esto incluye personas que presenciaron la detención de los franceses y abogados como Roberto Garretón, ex relator de la ONU.


"Hacer el duelo"


Se estima que bajo gobierno militar chileno fueron asesinadas o desaparecieron unas 3.000 personas.

Los promotores del juicio en París han criticado a la Justicia chilena por lo que la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH) define como un "funcionamiento deficiente" en los procesos sobre el gobierno de Pinochet.

Según la FIDH, en Chile hay 171 personas condenadas por crímenes de lesa humanidad cometidos durante el régimen de Pinochet, "pero sólo 53 de ellas están detenidas o en arresto domiciliario".

Además hay más de 330 procesos abiertos con 768 acusados, en su mayoría militares y agentes del ex gobierno de facto, pero ninguno de estos incluye los casos que se juzgarán en Francia, indicó la Federación.

Pese a estar ausentes, los acusados en París podrían ser condenados a penas severas que incluyan la cadena perpetua, lo que les impediría viajar al extranjero sin riesgo de ser detenidos.

Thonon negó que el juicio de París tenga solamente un carácter simbólico y dijo que "si hay una decisión de condena, se va a poder perseguir a los condenados, así que es una justicia plena".

"Va a ser una audiencia muy dolorosa", dijo la abogada, "pero va a dar a las familias la primera oportunidad de hacer el duelo".

El primer científico de verdad - al-Hassan Ibn al-Haytham

DON VITTO GIOVANNI


PRESENTA :  CIENCIA


El primer científico de verdad


Jim al-Khalili

Universidad de Surrey, para BBC



A Ibn al-Haytham se le puede atribuir ser el creador del método científico.


Isaac Newton es, para muchos, el físico más importante de todos los tiempos.

Al menos, el padre indiscutible de la óptica moderna, o algo así nos dicen en la escuela.

Los niños estudian libros de texto en los que abundan lentes y prismas de su famoso experimento, sus estudios de la naturaleza de la luz y de reflexión, la refracción y la descomposición de la luz en los colores del arco iris.

No obstante, la verdad es un poco más gris y creo que es importante señalarlo: en el campo de la óptica, Newton descansa sobre los hombros de un gigante que vivió 700 años antes que él.

Se trata de al-Hassan Ibn al-Haytham, sin duda, un gran físico que merece pasar a los anales de la historia junto a Newton por su talla científica.

Ibn al-Haytham nació en el 965 AEC en lo que hoy es Irak. La mayoría del mundo occidental ni siquiera ha oído hablar de él. Como físico que soy, estoy asombrado ante la contribución de este hombre a esta rama científica.

Métodos modernos


El relato popular de la historia de la ciencia típicamente sugiere que ningún avance de relevancia tuvo lugar entre la antigua Grecia y la Europa renacentista.

Pero solo porque los países occidentales creen que se trata de años oscuros, no significa que también hubiera tal estancamiento en otras partes del mundo. De hecho, entre el siglo IX y XIII se dan los años dorados de la ciencia árabe.

Al-Haytham dirigió las primeras investigaciones científicas sobre la luz.

Se produjeron grandes avances en matemáticas, astronomía, medicina, física, química y filosofía. Entre los muchos genios de ese periodo, sobresale Ibn al-Haytham.


Ibn al-Haytham es considerado el padre del método científico moderno.

Como está comúnmente establecido, éste consiste en investigar un fenómeno para adquirir nuevo conocimiento o corregir e integrar tesis previas, a partir de la recopilación de datos a través de la observación y la medición, seguida por la formulación y prueba de hipótesis para explicar los datos.

Así es como se hace la ciencia en la actualidad y por eso confío en los avances que se derivan de ella.

Pero todavía se alega a menudo que ese método moderno no fue establecido sino hasta el siglo XVII por Francis Bacon y René Descartes.

No tengo duda, sin embargo, de que Ibn al-Haytham llegó primero.

De hecho, por su énfasis en los datos experimentales y la posibilidad de reproducir los resultados, se le llama a menudo "el primer científico de verdad".

Entendiendo la luz

Ibn al-Haytham fue el primer científico en dar cuenta de cómo vemos los objetos.

Probó con experimentos, por ejemplo, la falsedad de la llamada teoría de las emisiones (que defiende que luz procedente de los ojos ilumina los objetos que vemos), -en su momento aceptada por grandes pensadores como Platón o Euclides- y estableció la idea moderna de que vemos porque la luz la que entra por nuestros ojos.

Lo que también hizo, que ningún otro científico había intentado hasta entonces, fue usar matemáticas para describir y probar ese proceso.

Así que puede ser considerado como el primer físico teórico, también.

Pero quizás es más conocido por el invento de la cámara estenopeica o agujero de alfiler, y debería concedérsele el crédito de ser el descubridor de la ley de la refracción.

Además, puso en práctica los primeros experimentos de dispersión de la luz entre los diferentes colores que la componen, y estudió de las sombras, los arco iris y los eclipses.

Y, al observar la manera en que la luz se dispersa en la atmósfera, llegó a calcular que el espesor de la atmósfera era de unos 100 kilómetros, lo cual no está mal.

Estudios forzados

Jim al-Khalili

"Es increíble que sólo ahora estemos descubriendo la deuda que los físicos de hoy le deben a un hombre que vivió hace mil años"

Al igual que muchos otros académicos, Ibn al-Haytham realmente necesitaba tiempo y aislamiento para concentrarse en escribir sus muchos tratados, incluido su brillante trabajo en óptica.

Y tuvo una oportunidad poco oportuna cuando lo encarcelaron en Egipto entre 1011 y 1021, por haber fracasado en la tarea de ayudar a regular los desbordamientos del Nilo que le había encomendado un califa.

Mientras todavía estaba en Basora, Ibn al-Haytham alegaba que las inundaciones de otoño podían ser contenidas por un sistema de diques y canales, que además servirían como reservas para el verano.

Pero al llegar a El Cairo, enseguida se dio cuenta de que era imposible desde la perspectiva de la ingeniería. En lugar de admitir su error al peligroso y asesino califa, decidió fingir locura como forma de escapar al castigo.

Esto inmediatamente lo llevó a ser puesto en arresto domiciliario, lo que sin embargo le garantizó diez años de reclusión en los cuales pudo trabajar.

Movimiento de los planetas


Ibn al-Haytham fue liberado cuando murió el califa. Su regreso a Irak lo aprovechó para publicar unos cien trabajos sobre diferentes asuntos en física y matemáticas.

En un viaje por Medio Oriente, entrevisté a un experto en Alejandría que me mostró el reciente descubrimiento de algunos trabajos de Ibn al-Haytam sobre astronomía.

En ellos parece que llegó a desarrollar lo que se llama mecánica celestial, explicando la órbita de los planetas, con lo que se adelantó a europeos como Copérnico, Galileo, Kepler y Newton.

Es increíble que sólo ahora estemos descubriendo la deuda que los físicos de hoy le deben a un hombre que vivió hace mil años.