DON VITTO GIOVANNI

DON VITTO GIOVANNI

viernes, 17 de diciembre de 2010

¿Qué lee el lector de baño?

DON  VITTO  GIOVANNI

PRESENTA :  LITERATURA


El subte, la escuela, los bares y la cama son algunos escenarios habituales de lectura. Pero hay un sitio que refuerza lo privado del acto de leer: el baño. Ehrenhaus analiza con humor y en primera persona una práctica mayoritariamente masculina, según las estadísticas.

Por ANDRES EHRENHAUS - Escritor. Es autor, entre otros, de “La Seriedad” (Mondadori).

CON HUMOR. Andrés Ehrenhaus analiza una práctica mayoritariamente masculina.
La primera noción física y química del vacío final de la muerte me sobrevino a los cuatro años, creo, sentado de espaldas en el inodoro, a horcajadas, como si el Johnson Bros fuera un caballito de madera con una porción de ese vacío dentro. Vi mi lápida en la tapa y presentí que la cosa iba más o menos en serio.
 Los inodoros no están hechos para sentarse al revés, así que alguien, mi madre, quién si no, debió de corregir mi postura. A los cuatro años uno se sienta a vaciar el vientre sin esa privacidad garantizada que requieren los grandes actos de la vida. Recuerdo con diáfana brumosidad que había una inscripción en la lápida, que era blanca, como la mayoría de las caras internas de las tapas de inodoro, y una corona de florecitas alegres rodeaba las letras, pero no podría decir si entonces ya sabía leer o si sólo imaginé el epitafio, que tampoco recuerdo, aunque sé que me puso especialmente triste.
Mirándolo desde la perspectiva actual, me atreveré a aventurar que fue la conciencia parcial, si se quiere, pero sobrecogedora de la negritud de la muerte la que actuó como disparador de mi aprendizaje lector, fomentado quizá por la intuición de que las letras podían llenar algo de ese inefable hueco o, por lo menos, adornarlo con eufemismos hasta que llegase la malhadada hora de zambullirse en él. No sé si alguien estudió la relación entre lectura, existencialismo y esfínteres, pero seguro que hay campo ahí para más de un sesudo trabajo.
En cualquier caso, en cuanto me enderecé o enderezaron, perdí la capacidad de asomarme sin barandas, por así decirlo, a la madre de todas las singularidades y empecé a usar el inodoro como duro banco de lectura. Nada nuevo bajo la luz de neón. Indagando un poco por ahí, resulta, parece ser, que la lectura en el cuarto de baño es una actividad eminentemente masculina. No sorprende. Incluso existen estadísticas que lo corroboran: un tercio de los hombres aseguran llevarse necesariamente lectura al excusado, versus como mucho una quinta parte de las mujeres, lo cual no deja de ser significativo toda vez que también se dice, y otras estadísticas así lo confirman, que hoy en día la lectura es, al menos en términos cuantitativos, uno de los terrenos ganados al hombre por la mujer.
Más datos: los médicos advierten de que leer en el inodoro no es saludable, y en eso coinciden con Henry Miller, que dedica el capítulo XIII de Los libros en mi vid a a predicar en contra de tan vetusta práctica, aunque, él sabrá por qué, usa para ilustrarla el ejemplo de un marido preocupado por los largos encierros de su esposa en el retrete. En Costa Rica hay un señor, Rigoberto Guadamuz, que reclama para sí la autoría del nombre técnico de la práctica: lectoproedonosmia. Para él el placer es olfativo, pero honrado. En Internet hay multitud de foros, blogs e incluso un grupo de Facebook ( Reading on the Loo , por ahora con sólo 13 adeptos) dedicados al tema. Y sí, la mayoría son hombres.
¿Qué lee el lector de baño? Difícil de decir; si de mí dependiera, sería pregunta obligada del próximo censo. No me refiero, por supuesto, a los que se llevan una revista rápida, un suplemento o los clasificados de un diario, un prospecto farmacéutico o la guía de calles. Esos apenas leen; lo sé porque me ha pasado. Me refiero a los que se instalan a leer.
No creo que haya un patrón establecido como, por ejemplo, en las playas nudistas. La escritora croata Dubravka Ugresic (pueden leerlo en Gracias por no leer ) descubrió dos cosas: a) que en las playas nudistas todo el mundo lee; y b) que todos leen el mismo libro o a un mismo autor. La desnudez pública, aunque sea a orillas del mar y en vacaciones, es, en opinión de Ugresic, un pasatiempo integrista, necesitado de verdades como templos, por pasajeras que sean (se practica en familia, nunca en soledad; no admite deserciones; aspira a la uniformidad). Sin embargo, la desnudez parcial, íntima, de cintura para abajo, se rige sin duda por otros parámetros.
Hace pocos días mi hermano Niki me comentó que leyó por ahí, aunque no en un baño, que leer en el trono es una tapadera, el alibí con el que solapamos el placer prohibido de la deposición. A mí todo eso me huele a psicopatraña, porque elimina de un plumazo como lectores vaterinos a los que no necesitan solaparlo en absoluto, que son muchos y también leen. Además, dudo que llevarse lectura al retrete coadyuve a blanquear ninguna condición, ni siquiera ante uno mismo (no digamos ya ante los demás: Tranquila, Pocha, no dudes de mi hombría, tan sólo estoy leyendo el Antidühring. Y ella: Pero qué enfermo, dios mío, ¡con ese olor!). Por eso le tengo más fe al enfoque antropológico, que centra la cuestión en los aspectos culturales y, dentro de ellos, en los literarios.
¿Hay géneros más idóneos para esta modalidad de lectura? Yo confieso que he ido pasando de los cómics y las revistas ilustradas a la poesía y los libros epigramáticos, de los crucigramas o entretenimientos del periódico a los ensayos de teoría cuántica o crítica hermenéutica. Las imágenes, salvo que sean esquemas de agujeros negros o diagramas de paradigmas lingüísticos, me distraen e inquietan. Prefiero los textos rocosos. No duro mucho, es cierto, y a menudo apenas entiendo nada, pero no es desdeñable el jugo superficial que les saco, como si me alimentaran de musgo.
En cualquier caso, tengo para mí –que es como solemos anunciar los argentinos que vamos a soltar una banalidad sofisticada– que mientras las mujeres devoran los libros, los ingieren, necesitan mascarlos rápido y dejarlos atrás, es decir, tienen con ellos una relación oral, los hombres necesitamos retenerlos, comprobar que lo que entra puede quedársenos dentro, que hemos aprendido a usar nuestros esfínteres intelectuales; en siete palabras: nuestra relación con la lectura es anal.
Generalizando mucho, claro, pero tampoco tanto. La lectura de retrete es una lectura retentiva, de concentración y retiro, un ejercicio de contrición y aguante. En esos momentos, volvemos a meternos, para leer, en el armario. No por casualidad el water es, en origen, un closet. Pero hay algo más. Refugiados en la tualé , aislados del bullicio de la vida, los que leemos en los baños nos retiramos también a recuperar en los libros esa época en la que no controlábamos tanto y casi podíamos palpar el vacío sideral de la muerte.

El mayor temor de la gente es ser asaltada en su propia casa

DON  VITTO   GIOVANNI

PRESENTA :   POLICIALES -  INSEGURIDAD


Revista Ñ -   Clarin


El aumento en la delincuencia y los arrebatos en la calle completan el podio.
 

La inseguridad sigue siendo el tema que más preocupa a los argentinos , y el principal temor pasa por ser asaltado dentro de la propia casa . Así surge de una encuesta de opinión elaborada por TNS Gallup a fines de septiembre pasado.
“Cuando se habla de inseguridad o delincuencia ¿cuáles son los temas que a usted más le preocupan?”, fue la pregunta. El 41% de las respuestas (se podía dar más de una opción) apuntaron al robo en el domicilio, seguido por el “aumento de la delincuencia” (29%) y los asaltos y arrebatos callejeros (28%). El cuarto puesto lo ocuparon los policías corruptos (17%).
“Durante los años 80 fue la inflación el principal problema que preocupó a los argentinos. En los 90, los estudios de opinión pública registraron una preocupación creciente por la desocupación . Luego de la crisis de 2001 y 2002, la inseguridad se ha instalado como el tema más importante de la agenda ciudadana”, evaluó en el informe Ricardo Hermelo, director de Opinión Publica de TNS Gallup.
En la consulta también se preguntó cómo se cree que ha evolucionado la seguridad en la zona donde vive el encuestado.
Las opiniones mas negativas se recibieron en el Conurbano Bonaerense y Capital . En el primer caso un 48% consideró que empeoró la seguridad y en la Ciudad de Buenos Aires opinó lo mismo el 46% .
La encuesta también muestra pesimismo sobre el futuro. Al preguntarles cuales son sus perspectivas sobre este tema para el año que viene, el 52% de los encuestados manifestó que la inseguridad se mantendrá en los niveles actuales , un 33% que empeorará y sólo un 9% considera que mejorará . Los más pesimistas fueron los entrevistados de mayor edad, los de menor nivel educativo y los residentes en el Gran Buenos Aires.
Siempre apuntando a la “percepción de inseguridad en el lugar de residencia”, de la encuesta surge que las respuestas son similares en los distintos estratos sociales si se habla de la inseguridad durante la noche, pero sí se advierten diferencias en la percepción de inseguridad en el barrio durante el día. Los niveles sociológicos más bajos son los que más declaran que su barrio no es seguro (32% contra un 22% del nivel alto).
“Frente a la problemática de la inseguridad los argentinos no imaginan soluciones mágicas sino que piensan que se debe abarcar varias dimensiones simultáneamente: solucionar problemas sociales, mejorar la legislación y también la calidad de la Policía”, explica en el informe Constanza Cilley, gerente general de TNS Gallup.
Así lo demuestran los números: el 49% dijo que la solución al problema era una Justicia y legislación más eficientes ; y un 48% apuntó a solucionar los problemas sociales .

NOTA DE DON  VITTO  GIOVANNI:

La actuación de los gobiernos argentinos votados por la voluntad popular en los casi 30 años a esta parte, han actuado sobre hechos consumados, nunca anticipándose con políticas a largo plazo de prevension, y tampoco lo han hecho con cualquiera de las ramas concernientes a una sociedad civilizada. Si determinadas balanzas comerciales de los últimos años de bonanza fue a favor de la Argentina, fue de PURA SUERTE POR ENCONTRARNOS EN EL LUGAR INDICADO Y EN MOMENTO JUSTO, A NIVEL de vernos beneficiados por nuestra posición geográfica ,y climática y lo mas importante   DE PURA CASUALIDAD.
Nuestros representantes son BOMBEROS DISFRAZADOS DE POLITICOS DE NI  ( VER LOS TRES MONITOS- CIEGO- SORDO Y MUDO- pero con su silla de la banca pegada sin proyectos de peso


No vemos en la próxima,     que nos guié el sol , para saber que es de día