DON VITTO GIOVANNI

DON VITTO GIOVANNI

lunes, 25 de noviembre de 2013

Insfrán frenó la ayuda para dar fin al “hambre de agua”

DON VITTO GIOVANNI POLITICA ARGENTINA Insfrán frenó la ayuda para dar fin al “hambre de agua” Lanata denunció que el gobierno formoseño tapó los pozos . 25/11/13 Periodismo para todos mostró anoche cómo el gobierno de Gildo Insfran en Formosa trabó la ayuda promovida desde la campaña “Argentina urgente” lanzada por Jorge Lanata, con la colaboración de la ONG Conin y otras organizaciones sin fines de lucro, después de un informe de PPT dónde una madre de la localidad pozo de tigre contaba que sus hijos tenían “hambre de agua”. PPT viajó a Formosa y habló con quienes trabajan allí desde hace semanas y contó, además, que la fundación Essen, quien estaba encargada de la construcción de un pozo de agua en la localidad, abandona el trabajo después de que obstruyeran su trabajo en el lugar y sufrieran amenazas y persecuciones por parte del gobierno local.“Todo empezó el jueves cuando los técnicos de la fundación empezaron a hacer una perforación para llevar agua a todo el pueblo. Se hicieron diez metros de pozo y lo que sucedió es que el jueves a la noche el pozo apareció tapado con tierra, ladrillo, vidrios”, contó Rodrigo Alegre desde Pozo del Tigre. El periodista también reveló: “Desde el mismo momento que ponemos al aire la denuncia de Marisa González que cuenta que sufrían ´hambre de agua’ comenzaron los hostigamientos y amenazas”. Ignacio Otero, el periodista de PPT que siguió la campaña, advirtió sobre la falta de colaboración por parte del municipio. En Buenos Aires, en tanto, Lanata mostró los distintos informes realizados por PPT en los que se contó la pobreza estructural que vive Formosa y los casos de corrupción que atraviesan toda la gestión de Insfran, el gobernador kirchnerista que lleva 18 años consecutivos en el poder. Desde Mendoza, el presidente de Conin, Abel Albino, manifestó su indignación por el hostigamiento a la ONG en Formosa. La campaña solidaria “Argentina urgente” se lanzó para ayudar a los pueblos necesitados del Norte, los habitantes de Formosa y Salta, donde la falta de agua y alimentos son una constante que puede llevar hasta la muerte a sus pobladores .

lunes, 23 de septiembre de 2013

ARGENTINA CON LOS OJOS DE CHARLES DARWIN

DON VITTO GIOVANNI ARGENTINA CON LOS OJOS DE CHARLES DARWIN Objeto tradicional de la curiosidad de los visitantes extranjeros, pocos países han merecido, como Argentina, tantas crónicas de viajes y comentarios sobre sus peculiares características. Naturalmente, con las épocas, fue variando el centro de los intereses. En el siglo XIX, como es natural, los visitantes europeos se asombraban ante el mundo rural, su inmensa pampa, la increíble fertilidad y su personaje central, el gaucho. Charles Darwin, en su célebre viaje en el Beagle, nos dejó un relato apasionante, y hasta divertido. Como cuando encontró dos gauchos y les preguntó por qué no trabajaban. Uno, luego de pensar, le contestó: 'El día es demasiado largo'. Y el otro, más meditativo aún: 'Porque soy demasiado pobre...'. Como comentario general, el científico inglés escribió algo que de algún modo resulta clave para entender la evolución posterior: 'Hay siempre un número de caballos tan grande y tal profusión de alimentos que no se siente la necesidad de la industria'. DIARIO DEL VIAJE DE UN NATURALISTA ALREDEDOR DEL MUNDO' Charles Darwin, 1840),

domingo, 9 de junio de 2013

Vida y obra de Edvard Munch, el pintor que cambiaba cuadros por zapatos




DON VITTO GIOVANNI

PRESENTA

Vida y obra de Edvard Munch, el pintor que cambiaba cuadros por zapatos

Por Mercedes Pérez Bergliaffa

El artista tuvo una dura biografía: gozó de su gran talento pero tuvo problemas con el alcohol y mal de amores.

 

09/06/13
Contra la represión moral y la tristeza: contra esto se sublevó –pincel en mano– el padre del Expresionismo, el famoso artista noruego Edvard Munch. Fue hace más de cien años, allá, en el norte del mundo, en la lejana ciudad de Cristianía (actualmente conocida como Oslo). Aunque hoy en día es uno de los pintores más caros de todos los tiempos –su obra El grito se vendió el año pasado por alrededor de 120 millones de dólares en la casa de subastas Sotheby’s (Ver recuadro), poco se conoce de este artista del que se cumplen ciento cincuenta años de su nacimiento. Singular, extraño, un poco dejado de lado por el público general hasta el momento reciente en que batió un récord de venta, desde entonces –y como pasa casi siempre– Munch pasó a ser uno de los niños mimados del arte mundial.
Aunque su fama se debe también a la influencia que ejerció con su obra a principios del siglo XX sobre otros artistas fundamentales de las vanguardias europeas, sobre todo los expresionistas alemanes: Munch tocó el corazón artístico del grupo de artistas Der Brücke (“El Puente”), esos feroces pintores que rompieron con toda convención de color, tema y forma en una Alemania violenta, de pre-guerras mundiales, junto a los artistas –también expresionistas y alemanes– de Der Blaue Reiter (“El jinete azul”). Muchas de sus obras fueron prohibidas durante 1930 y 1940 por el Nazismo, calificadas de “arte degenerado”. Algunas de las de Munch, también.
¿Pero de dónde nacía, hace tanto tiempo y en un lugar tan alejado, el espíritu rebelde de Munch, las ganas de liberarse con la pintura…? Arrastrando de chico una historia personal trágica –su madre falleció cuando él tenía cinco años, su hermana cuando tenía quince, otra de sus hermanas sufría una enfermedad mental crónica y él mismo era débil, frecuentemente se enfermaba– fue justamente una pintura referida a Sophie (su hermana fallecida), la que causó el gran escándalo en la tranquila Cristianía, por 1886. Munch tenía por entonces unos 20 años. Había presentado esa obra en el “Salón de otoño” de la ciudad. El público, habituado a ver marinas y paisajes con atardeceres, se sintió incómodo ante la vista de la pintura con una niña a punto de morir; pero se sintió aún más incómodo por la manera en que la obra estaba pintada: las formas abiertas, los dedos como sin terminar… Eso no era una pintura, decían: era un garabato. “Parece un guiso de pescado en salsa de langosta”, escribió por aquella época un crítico de arte en el periódico regional. Y el público asentía, y armaba revueltas en la sala de exposiciones y hasta escupía sobre las pinturas. Entonces acudía la policía para calmar la situación. Ante esto, Munch se mostraba sorprendido: “Es increíble que algo tan inocente como la pintura pueda causar tanto alboroto”, sostenía.
Al mismo tiempo –y para disgusto de su padre– el artista frecuentaba a la “bohemia de Cristianía”: un movimiento de anarquistas radicales que se oponían a las agonías en las que vivía envuelto el hombre ante la nueva Modernidad, la de la sociedad industrial. Los “bohemios” se oponían a la hipocresía de una falsa moral y lo criticaban todo despiadadamente.
Salvo la pintura, nada fue fácil en la vida de Munch: tenía un carácter inestable, el alcohol le era un problema y, si bien logró hacer carrera en el arte, siempre le fue mal en las relaciones amorosas. Entre sus pocos noviazgos se cuenta el que mantuvo con la hermana de Friederich Nietzche, Elisabeth Förster-Nietzche. La relación fue el desencadenante para que el pintor volviera desde Berlín –donde estaba pasando un período– a Noruega: allí se internó, en 1908, en una clínica psiquiátrica. Ya no volvió a irse de su país. Munch murió solo en 1944, viviendo retirado en una casa de campo donde lo único que hacía era pintar y estar rodeado de cuadros. Sospecho que tuvo una vida infeliz: en sus autorretratos nunca se lo ve sonreír.

domingo, 14 de abril de 2013

El origen del zafarrancho




El origen del zafarrancho


Por Alejandro Borensztein


Alejandro Borensztein,

Humor político


14/04/13



Todo el mundo entiende perfectamente de qué se trata la reforma judicial, la ampliación de las Cámaras de Casación, la nueva propuesta para el Consejo de la Magistratura y todos estos asuntos que el pueblo discute en cada esquina embarrada del conurbano, o mientras vuelven del trabajo colgados del Roca o navegando en sus canoas por Saavedra, o acampando en las plazas de la República a la espera del camioncito de Edenor o de Edesur. Pero pocos conocen el origen del asunto.



Todo empezó una mañana otoñal de 2008 mientras las ocres hojas de un roble añoso caían silenciosas sobre la gramilla en la Quinta de Olivos, cuando el ex presidente Compañero Jefe mirando hacia el horizonte sur con cierta melancolía y una leve tensión en sus mandíbulas, levantó el teléfono, marcó el numero de su contacto en TN y Canal 13, y con la calma, la ternura y la prosa que lo caracterizaban, sin esperar respuesta, pronunció la frase que entró en la historia del proyecto nacional y es piedra fundacional de todo lo que ha ocurrido desde aquella mañana hasta hoy: “Oíme gato, si llegás a mostrar la protesta del campo por televisión, te voy a romper el orto”.



A propósito, no me quiero desviar del tema, pero esta frase histórica se ha pretendido inmortalizar en placas de bronce para escuelas primarias y jardines de infantes, mármoles tallados en hospitales y maternidades, carteles en las plazas, consignas para movilizaciones, pero nunca fue posible. Incluso hubo un grupo de intelectuales K que propuso construir el famoso “Centro Cultural Oíme gato, si llegás a mostrar … etc etc”. Pero finalmente desistieron de usar esta frase como eje de la épica kirchnerista, no por las malas palabras sino porque era demasiado larga. Entonces decidieron cambiarla. Así nació el “Vamos por todo”. Sigo.



Una vez que el ex Compañero Jefe, ahora Compañero Represa Hidroeléctrica, pronunció esta exquisita construcción gramatical, del otro lado de la línea la respuesta fue devastadora: “El cliente celular al que usted está llamando se encuentra ocupado, por favor reitere su llamado en otro momento”. Ardiendo en el fuego de su pasión militante, y mientras la reencarnación del General cantaba pío pío desde la rama de un eucaliptus, volvió a intentar y la respuesta fue aún más humillante: “Dejá tu mensaje, Movistar convierte la grabación a texto para una respuesta más rápida”.



Y así comenzó todo. Las cámaras de Telenoche mostrando las rutas bloqueadas por los ruralistas en 2008 fue a la guerra kirchnerista lo que el asesinato del archiduque de Austria en 1914 a la Primera Guerra Mundial.



De haberse aceptado aquella llamada, no hubiera existido ni Fútbol para Todos, ni los globos de Clarín Miente, ni las amenazas de Moreno, ni la ley de medios, ni las cautelares, ni el 7D, ni las derrotas judiciales del Gobierno, ni la ley del per saltum, ni Mariotto (que igual ya tampoco existe) y mucho menos este nuevo plan para controlar a los jueces, disimulado bajo la noble causa de agilizar, modernizar y transparentar al Poder Judicial.



Pero la llamada no se atendió porque los medios funcionan con una lógica que la política no entiende: los medios tienen poder cuando la gente los mira. Cuando los elige.



El poder de Tinelli es su rating. Del mismo modo, el poder de Telefe o el de Canal 13, o el de Longobardi o el de Magdalena, por nombrar cualquier ejemplo exitoso. Por eso los medios, para mantener su verdadero poder deben responder al público y no a los gobiernos. Si cuando pasa algo importante el medio no está allí con sus cámaras y sus micrófonos, la gente cambia de canal en el acto y el poder se esfuma en un minuto. Por eso, llegado el momento de la verdad, no atienden el teléfono. Así de simple.



En el primer cacerolazo de 2012, la mayoría de los canales atendieron el teléfono, salvo el 13 y TN que mostraban todo lo que estaba pasando. Pero en cuanto Telefe vio que se le desmoronaba el rating y explotaba el de Telenoche, desconectaron los celulares y sacaron las cámaras a la calle. Porque el poder está allí.



Ir a buscarlo está en la esencia de todo gran medio.



En cambio, los medios que viven del gobierno se pasan el día atendiendo el teléfono. No tienen poder porque no los mira ni los escucha nadie. Hasta que un día el Gobierno pierde poder y entonces se dan vuelta como una media, no atienden más el teléfono y van en busca del próximo gobierno benefactor.



Le pasó al menemismo y le va a pasar al kirchnerismo. Todavía no se dieron cuenta porque, justamente, la política no entiende cómo funcionan los medios.



Esta noche, por ejemplo, la ingratitud popular va a hacer que el plomo de Lanata le gane una vez más por goleada a toda la falange de propaganda oficialista junta. ¡Qué injusticia! ¡Con lo lindo y divertido que es Barone! Pero así son las cosas.



Con medios que no atienden el teléfono es más difícil incendiar la Constitución y más lejano el camino hacia el paraíso eterno. Para tratar de resolver este problemita y bloquear cualquier otra resistencia, el Gobierno ahora se lanzó a controlar el Poder Judicial. ¿Cómo lo va a hacer? Fácil. Entre otras cosas va a modificar el Consejo de la Magistratura que es el órgano que designa o raja a los jueces.



El Gobierno armó un nuevo sistema (es largo de explicar) que garantiza que quien gane las elecciones legislativas también controlará el Consejo de la Magistratura. Quien controle al Consejo, controlará a los jueces, y quien controle a los jueces controlará a la Justicia, y quien controle a la Justicia controlará todo: el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial. Ni siquiera hace falta ganar por mucho.



Con el 40% de los votos te quedás con el país. Y a pasitos de la reelección indefinida.



La jugada tiene un riesgo: si no ganan las elecciones, se puede dar vuelta la tortilla y quedarse sin jueces rebuenos.



¡Imagínense este gobierno sin Oyarbide!


En cambio si ganan podrán llenar Tribunales de jueces que lleven, debajo de la camisa, la pechera de La Cámpora. Sin embargo, ahí es donde tarde o temprano se les vuelve a arruinar la fiesta porque cuando el tipo se ponga la pechera para apropiarse del Estado, siempre aparecerá un Juan Miceli y otra vez empezará el bolonqui. Todo por culpa de que la política nunca entiende cómo funcionan los medios.



Pequeño detalle final: se dice que un país es una república cuando tiene división de poderes y esos poderes son independientes. Ya podríamos ir cambiando eso de “República Argentina”.



Con “Argentina” a secas alcanza y sobra.



Más cortito, más fácil de pronunciar en otros idiomas, más contundente, más sincero. Y más facho. Me gusta. Qué lindo.



jueves, 4 de abril de 2013

Un avance en la lucha contra las futuras epidemias de la humanidad




DON VITTO GIOVANNI


Un avance en la lucha contra las futuras epidemias de la humanidad

03/04/13
El cerebro humano es la estructura más compleja en el Universo. Tanto, que se propone el desafío de entenderse a sí misma. El cerebro dicta toda nuestra actividad mental –desde procesos inconscientes, como respirar, hasta los pensamientos filosóficos más elaborados– y contiene más neuronas que las estrellas existentes en nuestra galaxia. Por miles de años, la civilización se ha preguntado sobre el origen del pensamiento, la conciencia, la interacción social, la creatividad, la percepción, el libre albedrío y la emoción. Hasta hace algunas décadas, estas preguntas eran abordadas únicamente por filósofos, artistas, líderes religiosos y científicos que trabajaban aisladamente. En los últimos años, las neurociencias emergieron como una nueva herramienta para intentar entender estos enigmas.
Aunque aprendimos mucho de procesos cerebrales específicos, todavía no hay una teoría general del cerebro que explique su funcionamiento global y es probable, incluso, que no la tengamos nunca. Un reconocido neurocientífico decía que abordar la pregunta sobre cómo funciona nuestro cerebro es como intentar saltar tirándose de los cordones. Sin embargo, el actual marco intelectual y metodológico es muy promisorio y se debe invertir más en estudiar el cerebro. Descifrar el código neural no es sólo importante desde el punto de vista médico sino que tiene implicancias enormes para la sociedad. Las neurociencias estudian la organización y el funcionamiento del sistema nervioso y cómo los diferentes elementos del cerebro interaccionan y dan origen a la conducta de los seres humanos.
En estas décadas hemos aprendido más sobre el funcionamiento del cerebro que en toda la historia de la humanidad.
Este abordaje científico es multidisciplinario, incluye neurólogos, psicólogos, psiquiatras, filósofos, lingüistas, biólogos, ingenieros, físicos y matemáticos, entre otras especialidades. Y abarca muchos niveles de estudio: desde lo puramente molecular, pasando por el nivel químico y celular (a nivel de las neuronas individuales), el de las redes neuronales, hasta nuestras conductas e interacción con el entorno. Las neurociencias estudian los fundamentos de nuestra individualidad: las emociones, la conciencia, la toma de decisiones y nuestras acciones sociopsicológicas Una comprensión más profunda del cerebro mejorará la detección precoz, el diagnóstico, tratamiento y la rehabilitación de problemas neurológicos y psiquiátricos, muchos de los cuales se convertirán en epdidemia (depresión, ansiedad, Alzheimer) y ayudará también a desarrollar tecnologías. Además, como todo lo hacemos con el cerebro, su entendimiento impactará en la economía, la educación y en otras áreas del conocimiento.

FACUNDO MANES
*Director de INECO y del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favoloro

domingo, 31 de marzo de 2013

Enrique Santos Discépolo : El adelantado en el tiempo





DON VITTO GIOVANNI

Enrique Santos Discépolo


(1901-1951)



Autor: Alejandro Jasinski



Siempre se ha dicho que la vida de Enrique Santos Discépolo fue un ir y venir. “Soy búmeran por temperamento”, solía bromear, mientras se comparaba con los criminales, los novios o los cobradores, para sentenciar: “Yo regreso siempre”. Y esta misma vida lo llevaba a conocer la soledad absoluta, por momentos, pero también, en otros, sentirse miembro de la más extensa familia: el pueblo argentino.



Nacido en el barrio porteño de Balvanera, el 27 de marzo de 1901, hijo de un músico de orquesta, quedó pronto huérfano y a cargo del mayor de sus cuatro hermanos, Armando, que fue quien lo encaminó por el mundo de la cultura popular: la música, el teatro, la literatura.



Con apenas 16 años debutó como actor y poco tiempo después se animó a escribir sus primeras obras de teatro y letras de tango: “El bizcochito” y la más conocida “Qué Vachaché”, son letras de los años 20, en su más temprana juventud. En muy poco tiempo, sus letras serían interpretadas por grandes cantantes como Azucena Maizani, Tita Merello y el mismísimo Carlos Gardel, mientras continuaba su labor actoral, y en la década siguiente podría conocer el mundo artístico de Europa.



Cuando ya en su repertorio contaba con letras como “Yira y yira”, “Qué sapa señor”, “Malevaje” y “Soy un arlequín” y la más cruda descripción de la “Década Infame” con “Cambalache”, apareció el peronismo, con el que simpatizó fervorosamente y defendió desde las trincheras radiales, con su programa “Mordisquito”. En 1951, protagonizaría el recordado film “El hincha”, pero hacia fines de aquel año, el 23 de diciembre, un síncope al corazón terminaría con su vida.



Fuente: www.elhistoriador.com.ar

miércoles, 2 de enero de 2013

La amenazante seducción del arte




DON VITTO GIOVANNI
PRESENTA

ARTE


La amenazante seducción del arte


La literatura, la pintura, el cine y otras expresiones artísticas han sucumbido a darle un lugar protagónico al crimen que, en tanto encarnación del Mal, desafía las representaciones de lo normal, de lo correcto, del Bien.

POR Marcos Mayer

CRUCE. En este mundo encandilado, el arte resiste y el crimen no entrega su secreto.
CRUCE. En este mundo encandilado, el arte resiste y el crimen no entrega su secreto.

Duke Ellington solía decir: “un músico de jazz es alguien a quien nunca querrías para novio de tu hija”. La humorada permite más de una lectura. La música en sí y el ambiente en que se desarrolla tienen algo de amenazante. Como si allí nada pudiera terminar de ser estable, ni fuera deseable ninguna pacificación. Se podría pensar al arte como una especie de inadaptación en estado de querella con lo que sucede a su alrededor. A diferencia del entretenimiento que iza una bandera blanca frente a las turbulencias que estremecen la paz, el arte nunca termina de entregarse por completo.



Esa reticencia a entregarse por completo, que forma parte de los placeres que nos propone el arte es, de alguna manera, una manera de resistir a la tentación de las certezas. Una novela o una canción se agotan cuando se sabe –o se cree saber– todo acerca de ellas. Es probable que las relecturas y renovadas escuchas sean distintos en cada uno porque no se practica la incertidumbre de la misma manera. El arte, más allá de las dificultades para definirlo, tiene tal vez como una de sus funciones ponernos en estado de interpretación permanente, tal como plantea Walter Benjamin. Interpretación permanente que es tal vez la mejor manera de no terminar de llegar a ninguna parte, como en las historias de Kafka. Siempre hay un núcleo que no termina de develarse y ese juego de descubrimiento provisorio y precario es una situación que mezcla el placer con la amenaza de decepción. A veces, como plantea Peter Handke no nos queda otra alternativa que aceptar al cansancio como un estado inevitable, antes de ponernos en marcha.



El crimen sería la encarnación del Mal, ese problema que la teología no termina de explicar y que trata de resolver por medio del recurso al libre albedrío. Tenemos la posibilidad de elegir alejarnos del camino del bien que sería el que lleva a Dios. Pero no deja de ser contradictorio que, en tanto opción incluida en el mapa de la Creación, el Mal sea una creación divina, dada la perfección inherente al Todopoderoso. El crimen pertenece también a ese estado de querella con el mundo, aunque conviene evitar las analogías que suelen ser un atajo, y de los más infalibles, para desvanecer lo interesante.



Hay ciertas citas que nos permiten imaginar posibles vínculos entre el arte y el crimen. Dijo Edgar Degas “Un cuadro debe ser pintado con el mismo sentimiento con que un criminal comete un crimen”. Inesperada comparación, sobre todo si se piensa en el estilo apaciguado del pintor francés, esos colores tenues, esas bailarinas ensimismadas. Pero tal vez haya que renunciar al recurso fácil de considerar estas palabras como una boutade. Leonardo Da Vinci recomendaba estudiar “los ojos de los asesinos, el valor de los luchadores, el tentador atractivo de las prostitutas; no debe buscarse nada concreto y en eso consiste la vida y el alma de la pintura”. Esta es una de las configuraciones posibles del Mal, inscribirse en el cuerpo.



Roberto Arlt es otra fuente de esta idea. Muchos de sus personajes son lo que se conoce como “marcados por Dios”, aquellos que tienen algún defecto físico que los distingue de eso a lo que se llama normalidad. El Rengo en El juguete rabioso , Hipólita en Los siete locos , el Jorobadito. En la trama de estos relatos aparece una interesante vuelta de tuerca. El crimen es la manera de quedar señalado por uno mismo y ya no por Dios, al que, Nietzsche mediante, ya se cree muerto. Matar, traicionar, sostiene la posibilidad de ser sujeto. Una idea semejante se encuentra en Dostoievski. En un mundo en que no se permite ser, que tiene como ideal la uniformidad, el crimen permite afirmar la propia subjetividad incluso a costa de los demás.



Son dos autores, no son los únicos, que están escribiendo alrededor del crimen en tiempos de auge positivista. La utopía del positivismo, al menos en sus variantes más darwinianas, es la constitución de una única forma de ser humano. Que todos se adecuen a los paradigmas de comportamiento social y salud mental de modo de hacerse confiables a fuerza de ser previsibles. El positivismo está también en la base de la fundación de la criminología moderna. Que propone una visión diferente del Mal. Alguna vez lo ha dicho José Ingenieros: “no hay delitos, sino delincuentes”. En los lombrosianos, más asociados a la derecha conservadora, el delincuente se puede leer en una serie de rasgos físicos, que van desde la forma de las cejas hasta el grado de separación de las orejas del cráneo. Su ser delincuente está a la vista. Hoy hay más de una teoría que explica a los criminales desde la genética, que es la manera de que lo invisible se haga visible. El delito es la revelación de una naturaleza dañada. Los positivistas más ligados a la izquierda veían en el medio ambiente la etiología del delito, resultado de una mezcla de desamparos, alcoholismo y miserias de distinta índole. Como sea, el afán es explicar a ese ser que se salió de la norma. Y, como dijo un propagador del positivismo, lo anormal permite entender lo normal.



No es una idea compartida por todos, sobre todo porque no forma parte de una idea de sociedad que se mueve a partir de seres que se salen de la norma. El sueño americano también cultiva las formas espantosas de los espectros. Muchos criminales se han transformado en héroes. Se pueden encontrar en la red sitios que venden souvenires (remeras, tazas) de serial killers como Jeffrey Dahmer y Ted Bundy. Charles Manson ejerce una rara fascinación que perdura desde la masacre de Sharon Tate. No sólo Marylin Manson es la síntesis de dos caras de la mitología norteamericana, el glamour y la capacidad ilimitada de horror. La banda británica Kasabian debe su nombre a Linda, una de las integrantes del clan, que al momento de los crímenes estaba embarazada. Estos héroes son admirados porque sus razones pertenecen a un registro no accesible a los demás y hacen de sus actos una clave de acceso a los abismos que, se supone, habitan a todos. Pero sólo ellos se animan a recorrerlos, como virgilios de los infiernos massmediáticos.



En ese cruce entre admiración y explicación sin margen de dudas, se pretende que el arte y el crimen, por definición zonas oscuras, queden atravesadas por todas las luces posibles. En este mundo encandilado, el arte resiste y el crimen no entrega su secreto. A veces los monstruos de los sueños de la razón se muestran de diferentes maneras. En un caso, lo que prima es el desastre, en el otro la idea de que hay, como decía César Vallejo acerca de la poesía, respuestas aunque falten las preguntas.