DON VITTO GIOVANNI
PRESENTA
(Partes principales de la nota de "Noticias"
De la usura al poder o el poder de la Usura
Los negocios de Kirchner durante la "dictadura"
Por Franco Lidner
A qué se dedicaba el Presidente mientras los que él hoy reivindica luchaban contra la dictadura. El método Martínez de Hoz para acumular 21 propiedades. Su polémica relación con funcionarios del Proceso.
Los Kirchner no siempre fueron tan "progres". Hace treinta años, cuando otros "desaparecían" o debían refugiarse en el extranjero, ellos se fueron de La Plata a Río Gallegos. No tuvieron que esconderse, sino que enseguida empezaron a ganar buen dinero.
Pusieron un estudio de abogados. Y en apenas cinco años, entre 1977 y 1982, lograron la hazaña de multiplicar su patrimonio y de comprar 21 propiedades.
¿Cómo hicieron Néstor y Cristina para prosperar?¿No era que habían pertenecido a la camada de "jóvenes revolucionarios" que por esos tiempos se jugaban la vida?
La verdad es tan sombría que el Presidente nunca quiso referirse a ella. Pero resulta necesario saber qué hizo un hombre que se muestra tan obsesionado por reparar las injusticias de esa época.
Cobrador
El joven matrimonio se instaló en Santa Cruz algunos meses después del 24 de marzo de 1976. Se habían conocido en la Facultad de Derecho de La Plata y llevaban un año de casados.
En el centro de Río Gallegos, abrieron el Estudio Kirchner e incursionaron en un rubro para el que se necesita un estómago fuerte: cobranzas y recupero.
Tan eficiente se mostró Néstor en esos menesteres que los clientes se multiplicaron: entre otros, Automotores de Dios, Casa Sancho, de artículos para el campo, y el comercio de electrodomésticos Bercon.
Cuando algún comprador no pagaba la cuota mensual del artículo adquirido, allí aparecía Kirchner tocando a la puerta de su casa para llevarse el bien en cuestión, con la misma vehemencia con que hoy castiga a opositores, empresarios y periodistas. Pero sus mejores empleadores de entonces eran los bancos Cabildo y Patagónico, y las financieras Sic de Bahía Blanca y Finsud.
Cuando empezó a manejar esas cuentas, Kirchner vislumbró las enormes posibilidades que ofrecía la especulación financiera. Eran los tiempos de José Alfredo Martínez de Hoz, el ministro de Economía de la dictadura que hoy es satanizado por el Presidente.
Pero allá por 1977, cuando Martínez de Hoz liberó la tasa de interés, sin saberlo le hizo un gran favor al abogado Kirchner . Las disposiciones del ministro permitían indexar las deudas de dinero según la inflación.
El golpe de gracia para los deudores llegó con la circular 1050 del Banco Central en 1980, que terminó hundiendo a miles de ahorristas . Como la inflación llegaba al 100 por ciento anual, las cuotas mensuales indexadas resultaban imposibles de pagar a muchos deudores, a quienes en consecuencia se les remataban las propiedades dadas en garantía.
En ese contexto de desgracia ajena, el abogado Kirchner compró 21 de los inmuebles que hoy relucen en su impresionante declaración jurada : una en el '77, cinco en el '78, cuatro en el '79, tres en el '80, cinco en el '81 y tres en el '82, por un total actual de 227.702 pesos de valor fiscal, aunque no real.
¿Cómo hizo? La clave está en su asesoramiento legal a la financiera Finsud, lo cual le permitía contar con información privilegiada sobre quiénes dejaban de pagar sus cuotas.
Varias fuentes que frecuentaban a Kirchner por esos años, incluso una que colaboró en su estudio, confirman el modus operandi empleado por el abogado para adquirir la gran mayoría de esas propiedades a precios ínfimos . Hablan de unas quince del total de 21, entre casas, departamentos y lotes.
Cuando la financiera le avisaba a Kirchner que algún deudor había dejado de pagar la cuota mensual del crédito que le habían otorgado, él se reunía con el moroso en cuestión y le explicaba sus pocas opciones: podía resignarse a que le remataran la propiedad y así perder casi todo el valor del inmueble, o también podía venderla a un precio bastante menor al que tenía en realidad.
El comprador era el propio Kirchner
De ese modo, el deudor en aprietos al menos se quedaba con algo de dinero. Y el abogado sumaba metros y más metros cuadrados , eludía el trámite del remate y luego renegociaba la deuda del inmueble con sus patrones de Finsud. Era una práctica cuestionable, pero no penada por la legislación provincial de ese entonces.
¿Qué hubiera sido de la actual fortuna de Kirchner sin el esquema financiero implantado por Martínez de Hoz?
La Reina
En la división de tareas, Néstor se ocupaba de adquirir casas a precio de remate y Cristina estaba concentrada en deudores de otros rubros.
Todas las tardes, casi sin falta, la joven abogada con aires de diva iba al juzgado en lo Civil y Comercial Nº 1 de Río Gallegos , que abría a partir de las 13 y estaba a cargo de Augusto Fernández Bibot.
Allí revisaba los expedientes de los morosos para ver cómo evolucionaban los juicios ejecutivos que los Kirchner les habían iniciado en nombre de sus clientes.
Cristina pasaba horas allí adentro y ya parecía parte del decorado. Llegaba con una extensa lista de deudores –hasta 150 en las mejores épocas– y abandonaba el juzgado al atardecer con los nombres de sus próximas presas: en un buen día podían salir unas diez o quince órdenes de embargo.
Con esa información de último momento, el cobrador Kirchner iba a reclamar el bien embargado: una heladera, una bicicleta, a veces algún auto. Lo acompañaba su chofer Rudy Ulloa Igor, hoy convertido en millonario y jefe de Compromiso K.
Siempre salían airosos. Los vecinos de Río Gallegos ya los miraban con cierto temor.
Allá por 1981, un vengador anónimo le arrojó una bomba molotov al Estudio Kirchner. La bomba no produjo destrozos, pero puso en guardia a los Kirchner. Les gustaba explicar que se había tratado de una atentado político por razones insondables, pero la verdad era otra: el autor, un militante en la izquierda del peronismo, estaba entre los perjudicados por los juicios ejecutivos y los embargos de Néstor y Cristina.
Otra advertencia había ocurrido un año antes, en 1980, cuando los Kirchner se toparon con un explosivo que por fortuna no llegó a activarse en su estudio.
Además de comprar propiedades y perseguir a los deudores que creaba el sistema financiero de Martínez de Hoz, el Estudio Kirchner protagonizó un caso atípico. Defendió a un jefe de la Policía Federal en Río Gallegos, de apellido Gómez Ruoco. Se lo acusaba de varias violaciones de menores.
El que tomó el caso no fue Néstor, sino su socio Ortiz de Zárate. Y el fiscal fue el joven Rafael Flores, el mismo que poco antes había representado a la deudora que denunció a Kirchner por subversión económica.
Pidió 20 años de prisión para el policía y le dieron 18, a pesar de la curiosa defensa ejercida por el estudio del hoy Presidente, que consideró que el sexo oral al que fue forzada una de las mujeres abusadas en realidad no podía calificarse de violación.
Por entonces corría 1981 y el actual abanderado de los derechos humanos defendía a un policía de la dictadura. Es cierto que cualquier hombre tiene derecho a la defensa, pero el propio Presidente contrarió ese principio cuando echó a Carlos Sánchez Herrera, su ex procurador del Tesoro, porque se descubrió que alguna vez había sido el abogado de un militar.
Los contactos
Los Kirchner no sólo hacían buenos negocios asociados a bancos y financieras, sino que mantenían excelentes vínculos con el poder militar de la provincia. Néstor era amigo del intendente de Río Gallegos, Pablo Sancho, impuesto por los generales del Proceso.
La militancia setentista de Néstor, al menos en los papeles, se limita a un año en la Federación Universitaria de la Revolución Nacional (FURN), antes de que asumiera Perón en 1973 y ese grupo se uniera a la Juventud Universitaria Peronista (JUP).
Por esos lejanos tiempos debe haber sido el único militante que compraba dólares y se divertía calculando día a día las ganancias que le dejaban.
Es verdad que estuvo preso en Río Gallegos a comienzos de la dictadura del '76: estuvo demorado algunas horas y lo trataron bien. El militar que lo interrogaba conocía a su familia y a la del otro preso express, Rafael Flores.
Las postrimerías de la dictadura tampoco encontraron a los Kirchner dentro del sector más "progre" del peronismo . Néstor y Cristina recibieron al precandidato Ítalo Luder en Río Gallegos al grito de "Isabel conducción, lo demás es traición".
Preguntas. ¿Por qué el Presidente más revisionista de la historia argentina presume de tener un pasado que no se parece en nada al real? ¿Acaso lo hace para acomodar sus antecedentes al discurso que exhibe hoy?
Lo cierto es que Néstor y Cristina lograron prosperar en los tiempos más oscuros de la Argentina, cuando otros militantes se exiliaban o se escondían.
Esta es la verdadera historia del hombre que vive obsesionado con los años setenta y que le pregunta a todos qué hicieron durante la dictadura.
Ahora se sabe con más detalle lo que hizo él.
Fuente: http://www.accionchilena.cl/Internacional/Los%20Negocios%20de%20Kirchner%20durante%20la%20Dictardura.aspx