DON VITTO GIOVANNI
PRESENTA
POLITICA ARGENTINA
EL LADO OSCURO DE LA LUNA ROSADA
Cuando existe la Justicia, las huelgas no son necesarias
JUBILADOS: POR RUBEN GIOANNINI
Señora Presidente: Cuando existe la Justicia, las huelgas no son necesarias
No puedo llamarme a silencio ante las barbaridades por Ud. vertidas en su discurso ante el Congreso de la Nación, reunido con motivo de su jura por un nuevo mandato. Allí, como es de público conocimiento, hizo Ud. referencia al Teniente General Perón, a la Constitución del año 1949 y al, según Usted, inexistente derecho de huelga...
15 de Diciembre de 2011
Señora Presidente de la Nación;
No puedo llamarme a silencio ante las barbaridades por Ud. vertidas en su discurso ante el Congreso de la Nación, reunido con motivo de su jura por un nuevo mandato. Allí, como es de público conocimiento, hizo Ud. referencia al Teniente General Perón, a la Constitución del año 1949 y al, según Usted, inexistente derecho de huelga. Intentó, desde sus palabras, descalificar groseramente al, en mi opinión, mejor estadista argentino del siglo pasado y a su obra maestra de liberación para nuestro Pueblo, como lo fuera la Constitución de 1949.
Sus hirientes palabras fueron, y cito: "Alguien me dijo que parece ser que en la Constitución Peronista de Sampay no estaba el Derecho de Huelga. ¿Podrá ser posible? ¡Ah! No había conflictos con Perón. O sea, que cuando estaba Perón no había derecho a huelga. Digo, por los que reivindican a Perón y nos critican a nosotros...". También refirió que Usted no gobierna para las corporaciones y que lo hace para todos los argentinos, que no acepta extorsiones, entre otras cosas...
Esperé que algún encumbrado dirigente peronista saliera al paso y rebatiera las falaces palabras vertidas por su persona. Al no encontrar a quien lo hiciera, me permito asumir como simple argentino y peronista que soy la respuesta que su discurso merece.
Sin ánimo de ofenderla, y por su propio bien, le sugiero que cuando le dicten cosas ("Alguien me dijo"), antes deténgase a observar bien la calidad y el conocimiento del alcahuete que le sopla al oído ya que, por si no lo sabe -y como “abogada y peronista” que dice ser-, debería conocer que la Constitución Nacional que Usted menciona no era de Sampay: era la Constitución Nacional del Pueblo Argentino. Arturo Sampay, a quien Usted menciona, solo fue un vocero de dicha constitución. Además, la misma contaba con el Art. 37, que contemplaba todos los derechos del Pueblo, incluyendo aquellos de la ancianidad, la mujer, la niñez, el trabajador, etc. Dicho artículo protegía la totalidad de esos Derechos. Hasta el advenimiento del General Perón en la revolución del año 43, las organizaciones gremiales eran clandestinas. Fue precisamente Perón quien, a través de una Ley, las legitimó, brindándoles el carácter que hoy poseen. Es decir, organizaciones de primero, segundo y tercer grado legalizadas y que representan a los trabajadores (sindicatos de primer grado, federaciones, y CGT).
Su ignorancia frente a los alcances de esa Constitución por Ud. mencionada resulta sorprendente. Especialmente si se considera “abogada y peronista”, o por lo menos cuando usurpa una conducción dentro del Justicialismo. También para su conocimiento, los trabajadores -durante el tiempo que rigiera la Constitución del 49- tenían por primera vez en la historia argentina una proporción importante de los representados en el Congreso de la Nación (hecho este que hoy no ocurre). Finalmente, habrá de suponer que los conflictos se evitaban dirimiendo equilibradamente en el parlamento, dado que los trabajadores participaban del poder y esto los habilitaba a defender sus intereses sin necesidad de huelga alguna.
Vale la pena señalar también, algo muy importante que Usted no puede ignorar -al igual que su alcahuete-: La Constitución Nacional de 1949 era respetada a rajatabla en todos sus artículos y, con ellos, los derechos de trabajadores y jubilados. Ninguno de ellos precisaba montar huelgas ni juicios -como hoy es moneda corriente- para gozar de verdadera Justicia.
Lo sugestivo de su mensaje es que reivindicara el Artículo 14 Bis, surgido de la reforma de la Constitución del 49, como un logro. Recuerde que aquella Reforma fue propiciada por un gobierno de facto que, antes de derogar la anterior y propiciar los cambios, asesinó a miles de argentinos para imponer una política represiva que instaló el derecho de Huelga como una válvula de escape para las grandes tensiones sociales que se vivían en aquel entonces.
Si tanto se enorgullece del Derecho de Huelga que figura en el Art. 14 Bis, le sugiero leerlo en su totalidad: en una porción del mismo, figura el Derecho a la Seguridad Social que garantiza la Movilidad en los haberes de Jubilados y Pensionados. Derecho que los Jubilados no pueden gozar en la actualidad, en virtud de que Ud. vetó la ley que garantizaba el goce pleno de este derecho.
Con sinceridad, Señora Presidente, "le digo" que su hipocresía es admirable: reivindica el Derecho de Huelga y se burla de la Justicia. La huelga es un derecho a protesta y si existen protestas de trabajadores, ello se debe a que existe una injusticia. Si esto es así, Usted -que declama ser abogada- commprenderá que no debe sorprenderla el hecho que en la Constitución de “Sampay” no estaba ese Derecho. Cae de maduro que no era necesario, porque había un gobierno que sabía respetar y hacer respetar los Derechos Constitucionales de todos los ciudadanos. Claramente diferenciado del suyo, que disfruta violándolos. De otro modo, pregúntese: ¿por qué hay tantos juicios llevados adelante por personas de la clase pasiva?
Rezaba una máxima del peronismo: "Mejor que decir es hacer; mejor que prometer es realizar...".
Finalmente me pregunto -y con esto espero no ofenderla-: ¿por qué si existe el derecho de huelga, cuando los trabajadores intentan ejercerlo, Usted le llama extorsión, mamarrachos, o le da cualquier calificativo con tal de desmerecer el legitimo reclamo?
Señora Presidente; me permito dudar de la sinceridad de sus palabras. Especialmente, cuando declama gobernar "para todos los argentinos y no para las corporaciones". Atrévase a demostrar esta proclama, abonándole a la totalidad de los jubilados la deuda que el Estado Nacional tiene con ellos. A su vez, comience por respetar los derechos constitucionales cuyo respeto garantiza y ampara el Artículo 14 Bis que tanto Ud. reivindica. Priorice el pago a los suyos (los argentinos para los que gobierna) y deje de lado al Club de París, ya que la deuda existente fue contraída por gobiernos de facto que incluso se dieron el lujo de reformar por un bando militar una constitución que protegía los Derechos del Pueblo y la explotación de sus riquezas. No fue casual que en esa reforma desaparecieran 4 importantes artículos como el 37, 38, 39, y 40, justo los que en ellos se contemplaban los derechos del Pueblo (37), y los que no permitían la enajenación del patrimonio nacional, como así también limitaba el robo que actualmente las corporaciones hacen de nuestras riquezas y que evitaban que la usura se enseñorease en la Argentina (38, 39, 40).
Al término de este extenso análisis, queda demostrado por qué en la Convención Constituyente del año 1994, ni Usted ni ningún representante del “supuesto justicialismo” en las sesiones levantaron su voz para exigir un retorno al estado de derecho. Estado jurídico necesario para cualquier reforma, en virtud de que se estaba reformando una constitución "nula de nulidad absoluta". Pero, por supuesto: Usted, como muchos, entendieron que, dado que la Constitución de 1949 no abarcaba el derecho de huelga, correspondía ignorarla. Decidió Usted enterrarla, aceptando la reforma espuria del "gorilismo liberal" al que tanto critica.
Señora Presidente, Cristina Elisabet Fernández Wilhelm de Kirchner: este ciudadano duda absolutamente de sus convicciones, pues comprende que no solamente ignora la Constitución criticada, sino que también reivindica un acto totalmente antijurídico impuesto por una dictadura militar que Ud. -como persona de derecho que insiste en ser- debería repudiar.
Desde lo personal, quien esto escribe considera que Usted no solo jamás ha sido ni es peronista: mi opinión es que tampoco es abogada. Por ende, y en atención al bien del Pueblo Argentino, solo me resta desearle lo mejor en su gestión de gobierno.
Por Rubén Gioannini, para El Ojo Digital / Sección Jubilados
PRESENTA
POLITICA ARGENTINA
EL LADO OSCURO DE LA LUNA ROSADA
Cuando existe la Justicia, las huelgas no son necesarias
JUBILADOS: POR RUBEN GIOANNINI
Señora Presidente: Cuando existe la Justicia, las huelgas no son necesarias
No puedo llamarme a silencio ante las barbaridades por Ud. vertidas en su discurso ante el Congreso de la Nación, reunido con motivo de su jura por un nuevo mandato. Allí, como es de público conocimiento, hizo Ud. referencia al Teniente General Perón, a la Constitución del año 1949 y al, según Usted, inexistente derecho de huelga...
15 de Diciembre de 2011
Señora Presidente de la Nación;
No puedo llamarme a silencio ante las barbaridades por Ud. vertidas en su discurso ante el Congreso de la Nación, reunido con motivo de su jura por un nuevo mandato. Allí, como es de público conocimiento, hizo Ud. referencia al Teniente General Perón, a la Constitución del año 1949 y al, según Usted, inexistente derecho de huelga. Intentó, desde sus palabras, descalificar groseramente al, en mi opinión, mejor estadista argentino del siglo pasado y a su obra maestra de liberación para nuestro Pueblo, como lo fuera la Constitución de 1949.
Sus hirientes palabras fueron, y cito: "Alguien me dijo que parece ser que en la Constitución Peronista de Sampay no estaba el Derecho de Huelga. ¿Podrá ser posible? ¡Ah! No había conflictos con Perón. O sea, que cuando estaba Perón no había derecho a huelga. Digo, por los que reivindican a Perón y nos critican a nosotros...". También refirió que Usted no gobierna para las corporaciones y que lo hace para todos los argentinos, que no acepta extorsiones, entre otras cosas...
Esperé que algún encumbrado dirigente peronista saliera al paso y rebatiera las falaces palabras vertidas por su persona. Al no encontrar a quien lo hiciera, me permito asumir como simple argentino y peronista que soy la respuesta que su discurso merece.
Sin ánimo de ofenderla, y por su propio bien, le sugiero que cuando le dicten cosas ("Alguien me dijo"), antes deténgase a observar bien la calidad y el conocimiento del alcahuete que le sopla al oído ya que, por si no lo sabe -y como “abogada y peronista” que dice ser-, debería conocer que la Constitución Nacional que Usted menciona no era de Sampay: era la Constitución Nacional del Pueblo Argentino. Arturo Sampay, a quien Usted menciona, solo fue un vocero de dicha constitución. Además, la misma contaba con el Art. 37, que contemplaba todos los derechos del Pueblo, incluyendo aquellos de la ancianidad, la mujer, la niñez, el trabajador, etc. Dicho artículo protegía la totalidad de esos Derechos. Hasta el advenimiento del General Perón en la revolución del año 43, las organizaciones gremiales eran clandestinas. Fue precisamente Perón quien, a través de una Ley, las legitimó, brindándoles el carácter que hoy poseen. Es decir, organizaciones de primero, segundo y tercer grado legalizadas y que representan a los trabajadores (sindicatos de primer grado, federaciones, y CGT).
Su ignorancia frente a los alcances de esa Constitución por Ud. mencionada resulta sorprendente. Especialmente si se considera “abogada y peronista”, o por lo menos cuando usurpa una conducción dentro del Justicialismo. También para su conocimiento, los trabajadores -durante el tiempo que rigiera la Constitución del 49- tenían por primera vez en la historia argentina una proporción importante de los representados en el Congreso de la Nación (hecho este que hoy no ocurre). Finalmente, habrá de suponer que los conflictos se evitaban dirimiendo equilibradamente en el parlamento, dado que los trabajadores participaban del poder y esto los habilitaba a defender sus intereses sin necesidad de huelga alguna.
Vale la pena señalar también, algo muy importante que Usted no puede ignorar -al igual que su alcahuete-: La Constitución Nacional de 1949 era respetada a rajatabla en todos sus artículos y, con ellos, los derechos de trabajadores y jubilados. Ninguno de ellos precisaba montar huelgas ni juicios -como hoy es moneda corriente- para gozar de verdadera Justicia.
Lo sugestivo de su mensaje es que reivindicara el Artículo 14 Bis, surgido de la reforma de la Constitución del 49, como un logro. Recuerde que aquella Reforma fue propiciada por un gobierno de facto que, antes de derogar la anterior y propiciar los cambios, asesinó a miles de argentinos para imponer una política represiva que instaló el derecho de Huelga como una válvula de escape para las grandes tensiones sociales que se vivían en aquel entonces.
Si tanto se enorgullece del Derecho de Huelga que figura en el Art. 14 Bis, le sugiero leerlo en su totalidad: en una porción del mismo, figura el Derecho a la Seguridad Social que garantiza la Movilidad en los haberes de Jubilados y Pensionados. Derecho que los Jubilados no pueden gozar en la actualidad, en virtud de que Ud. vetó la ley que garantizaba el goce pleno de este derecho.
Con sinceridad, Señora Presidente, "le digo" que su hipocresía es admirable: reivindica el Derecho de Huelga y se burla de la Justicia. La huelga es un derecho a protesta y si existen protestas de trabajadores, ello se debe a que existe una injusticia. Si esto es así, Usted -que declama ser abogada- commprenderá que no debe sorprenderla el hecho que en la Constitución de “Sampay” no estaba ese Derecho. Cae de maduro que no era necesario, porque había un gobierno que sabía respetar y hacer respetar los Derechos Constitucionales de todos los ciudadanos. Claramente diferenciado del suyo, que disfruta violándolos. De otro modo, pregúntese: ¿por qué hay tantos juicios llevados adelante por personas de la clase pasiva?
Rezaba una máxima del peronismo: "Mejor que decir es hacer; mejor que prometer es realizar...".
Finalmente me pregunto -y con esto espero no ofenderla-: ¿por qué si existe el derecho de huelga, cuando los trabajadores intentan ejercerlo, Usted le llama extorsión, mamarrachos, o le da cualquier calificativo con tal de desmerecer el legitimo reclamo?
Señora Presidente; me permito dudar de la sinceridad de sus palabras. Especialmente, cuando declama gobernar "para todos los argentinos y no para las corporaciones". Atrévase a demostrar esta proclama, abonándole a la totalidad de los jubilados la deuda que el Estado Nacional tiene con ellos. A su vez, comience por respetar los derechos constitucionales cuyo respeto garantiza y ampara el Artículo 14 Bis que tanto Ud. reivindica. Priorice el pago a los suyos (los argentinos para los que gobierna) y deje de lado al Club de París, ya que la deuda existente fue contraída por gobiernos de facto que incluso se dieron el lujo de reformar por un bando militar una constitución que protegía los Derechos del Pueblo y la explotación de sus riquezas. No fue casual que en esa reforma desaparecieran 4 importantes artículos como el 37, 38, 39, y 40, justo los que en ellos se contemplaban los derechos del Pueblo (37), y los que no permitían la enajenación del patrimonio nacional, como así también limitaba el robo que actualmente las corporaciones hacen de nuestras riquezas y que evitaban que la usura se enseñorease en la Argentina (38, 39, 40).
Al término de este extenso análisis, queda demostrado por qué en la Convención Constituyente del año 1994, ni Usted ni ningún representante del “supuesto justicialismo” en las sesiones levantaron su voz para exigir un retorno al estado de derecho. Estado jurídico necesario para cualquier reforma, en virtud de que se estaba reformando una constitución "nula de nulidad absoluta". Pero, por supuesto: Usted, como muchos, entendieron que, dado que la Constitución de 1949 no abarcaba el derecho de huelga, correspondía ignorarla. Decidió Usted enterrarla, aceptando la reforma espuria del "gorilismo liberal" al que tanto critica.
Señora Presidente, Cristina Elisabet Fernández Wilhelm de Kirchner: este ciudadano duda absolutamente de sus convicciones, pues comprende que no solamente ignora la Constitución criticada, sino que también reivindica un acto totalmente antijurídico impuesto por una dictadura militar que Ud. -como persona de derecho que insiste en ser- debería repudiar.
Desde lo personal, quien esto escribe considera que Usted no solo jamás ha sido ni es peronista: mi opinión es que tampoco es abogada. Por ende, y en atención al bien del Pueblo Argentino, solo me resta desearle lo mejor en su gestión de gobierno.
Por Rubén Gioannini, para El Ojo Digital / Sección Jubilados
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